viernes, 10 de febrero de 2012

EL SUEÑO ALIUCINADO DE SJON


Maravillas del crepúsculo
Sjón
Traducción  de Enrique Bernárdez
Nórdica Libros, Madrid, 2011, 213 páginas.


Sjón es el heterónimo de uno de los escritores más innovadores de la actual literatura islandesa, Sigurjón Birgir Sigurdsson, (Reykiavik, 1962). Escritor prestigioso que frecuenta varios géneros (poesía, narrativa larga y literatura infantil), es así mismo una figura importante de la música islandensa: letrista de Björk y de las canciones de la película “I’ve seen it all” (“Bailando en la oscuridad”) de Lars von Trier, nominada en su día al Oscar a la mejor canción.
Como narrador, su novela El zorro ártico (2008), una indagación en la memoria de Islandia, un país envuelto no solo entre las brumas climáticas, sino también en las del mito, obtuvo un gran éxito. Ahora regresa con Maravillas del crepúsculo, una ficción histórica que gira en torno a la figura de Jónas Pálmason El Erudito, trasunto en la ficción de Jón Guddmundsson El Erudito (1574-1658).
El lector se enfrenta pues a una “fantasía” basada en un personaje histórico. Y a pesar de la advertencia del traductor (“Desentrañar qué hay de historia y qué de ficción en Maravillas del crepúsculo es una labor ardua y, a fin de cuentas, inútil porque esta es una obra de ficción”), he de recordar que la ficción, como marcador semántico que es, al ser inyectada en la historia, lo tiñe todo con el embrujo de su color. La verosimilitud de todos los hechos históricos exactos y personajes verificables, incluidas las palabras de esa lengua pidgin islandesa-vasca, cobra otra dimensión.
No puedo asegurar si Sjón inserta más ficción de la imprescindible en la historia real de Islandia del siglo XVII, un país convulso por el avance de la Reforma protestante, la resistencia de núcleos católicos y esa difícil convivencia entre mitologías, creencias en magias, atavismos y los primeros y vacilantes pasos del empirismo de la ciencia moderna.
Los ojos y la pluma de Sjón contemplan, pues, la Islandia del siglo XVII con la visión y la tinta del poeta y, de este modo, ilustran bellamente la historia. En esta novela, la historia de Jónas Pálmason que encarna como nadie esas aludidas contradicciones de su tiempo. El escenario, como ya quedó apuntado, es un país en el que el luteranismo acaba por destruir el anterior sincretismo cristiano, alimentado de personajes y tradiciones paganas y en lucha con los núcleos fieles a Roma. En este contexto crece Jónas Pálmeson, atraido desde niño por la sed de conocimiento y devorado así mismo por las dificultades para adular a los poderosos. Por todo ello, es desterrado junto con su esposa a la isla de Björn, acusado de propagar la magia y la brujería. Allí, desde la isla, comienza Jónas su largo camino de lágrimas por una tierra que las maravillas del crepúsculo de la Reforma habían convertido en la quema de santos, cruces y en la destrucción de viejos libros. Y con Jónas nos adentramos en un universo de exorcismos de fallecidos, adoración a la Virgen, ritos ocultos, culto a la naturaleza, fantasías celestes, fantasías terrestres y visiones del protagonista. La persecución reformista y la injusticia política, el ambiente rural de aquella desolada isla, la presencia de los balleneros vascos que llegan a Islandia, hablan un lenguaje híbrido, mezcla de pidgin vasco-ilandés y serán masacrados sin saberse muy bien las causas.
Jónas es un narrador homodiegético y omnisciente. Narra su vida en primera persona, desde la infancia y la atracción por la medicina y la ciencia empírica. El narrador acopla su discurso a los moldes del relato oral, mezclando una alocución  dirigida a los pájaros que le hacen compañía en su cautiverio, con la disertación erudita. Mezcla pues la espontaneidad de la crónica con la trascripción brillante de un sueño alucinado. De este modo, suturando erudición e inventiva alucinada, reconstruye Sjón las aventuras y avatares de un sabio que, esclavo todavía del oscurantismo, exorciza fantasmas, presencia la masacre de los balleneros vascos y, sobre todo, recupera con su propia historia vivencial de perseguido, la memoria de lo atormentados y perseguidos de todos los tiempos. Un mundo, en definitiva creíble, preñado de temas, descripciones y sensaciones, que está transitando del obscurantismo al gobierno de la razón en el siglo de las luces.

Sjón


Extracto

“Un martillo, tres clavos, un tronco de árbol y un travesaño. ¿Cuándo fue la primera vez que un hombre en su sano juicio jugueteó con unos clavos entre los dedos, miró el martillo, que descansaba pesado sobre su entrepierna, y no vio ante sus ojos un trabajo de carpintería, sino a su hermano clavado en la cruz? ¿Dónde estaba el pescador que barajó por primera vez la idea de que no sería ningún absurdo introducir en carne humana anzuelos grandes y pequeños? ¿Qué herrero fue el que levantó unas tenazas al rojo con ardiente violencia y se vio inundado por el deseo de agarrar con ellas el seno de su hermana? ¿Cómo se llamaba el domador de caballos a quien se le ocurrió utilizar el látigo sobre la espalda del mensajero y abusó después de las fuerza de los cabellos sin domar para desgarrar brazos y piernas de personas vivas?¿Qué naturalista ve en el agua y el fuego un método de ahogar y quemar a su prójimo, ve en el viento y en la vegetación de la tierra métodos para matarlo de sed o con veneno?¿A quién se le ocurrió la idea de utilizar todas esas cosas, tan útiles, para atormentar a unas personas hasta la muerte? ¿Por qué se dejaron transformar con tal facilidad en instrumentos para el homicidio en manos de los hombres? (…)¿Y por qué los ensangrentados utensilios que han servido a un crimen han de volver al mundo de los objetos útiles? Nadie lo sabe, y tampoco yo. Aún pueden hallarse en Strandir aperos que hoy en día cumplen tareas esenciales para alimentar las gentes, pero que hace veintidós años se utilizaron para espantosas atrocidades, igual que los hombres los empuñaban”.
(Sjón, Maravillas del crepúsculo, páginas 152-153)