miércoles, 11 de julio de 2012

UN ESTREMECIDO VIAJE ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE


Un amor único
Johanna Adorján
Editorial Seix Barral, Barcelona 2011, 157 páginas.

   “El 13 de octubre de 1991, mis abuelos se quitaron la vida. Era domingo. Verdaderamente, no es día propicio para suicidarse”. Un excelente y estremecedor comienzo que solo en parte nos hace olvidar la desafortunada elección de un mal título, que suena a sentimentalismo cursi y, en este caso, también en el original alemán (Eine exclusive Liebe). Y a fe que se trata de un libro sentimental, conmovedor que destila por igual una gran pena, pero también una gran paz. La recreación ficcional de la existencia de Vera e István, dos judíos húngaros, sobrevivientes al holocausto nazi, fugitivos de la represión soviética en Hungría en 1956, refugiados en Dinamarca donde rehacen sus vidas. Envejecen juntos y juntos se suicidan. Él, médico, ochenta y dos años, con una enfermedad terminal que pautaba sus días y con la muerte en el horizonte inmediato. Ella, una mujer hermosa, setenta y un anos, perfectamente sana, pero ha tomado la decisión de no sobrevivir a su hombre. Un pacto, un juramento que se habían hecho mucho tiempo atrás, al final de la segunda Guerra Mundial.
   Su nieta Johanna Adorján, dieciséis años después, reconstruye la vida de sus abuelos, en un viaje al pasado de la pareja desde el día del suicidio que nos anticipa esa prolepsis que inaugura el texto. Y desde su propio presente, echando mano del testimonio de familiares, amigos, conocidos y haciendo incluso hablar a los objetos que acompañaron a la pareja en sus últimos días. A través de todo ello se reconstruye en la mente del lector el carácter y la determinación de esta pareja que juntos superaron dificultades y juntos afrontan un suicidio compartido, explicable, a primera vista por una única razón: lo publicado en la esquela mortuoria de un periódico danés: “Su gran amor es la respuesta”.
   Pero la misma autora se pregunta si hay algo más, si toda la verdad queda reflejada en esas palabras. ¿Quizás el miedo de una mujer a no ser amada, a quedar sola, abandonada en una residencia de ancianos? ¿O quizás el triunfo de los nazis medio siglo después, como afirma Michel Onfray, contra la tesis bienintencionada pero de nefastas consecuencias de Adorno? En buena medida el texto de Johanna Adorján no desecha esa tesis. En su reflexión sobre la identidad judía, se pregunta si no será típicamente judío suicidarse cuando has sobrevivido al holocausto. De hecho muchos supervivientes de los campos de exterminio se han quitado la vida: Primo Levi, Arthur Koestler, Jean Amery, Bruno Bettelheim…Pero además esta biografía – novela alude a otra respuesta: la incapacidad de comunicar el pasado infernal sufrido en los campos de exterminio nazis. Mauthausen y Gunskirchen en el caso de Istvan. La familia nada sabe de lo que el abuelo soportó en el campo de aniquilamiento. Solamente que tuvo que aprender a dormir mientras caminaba, so pena de que le pegaran un tiro. A veces la memoria es piadosa y no retiene según que cosas, concluye  Adorján.                    
   La autora juega con dos hilos para conducir la trama que, a su vez, coloca en tres momentos temporales distintos. El último día en la existencia de los abuelos, descrito minuto a minuto; lo que hacen, lo que piensan, lo que ven estos dos seres desde que se levantan hasta que se entregan a la muerte. Produce escalofrío leer como cortan las cápsulas que contienen el polvo blanco, la preparación del suicidio siguiendo las pautas de Final Exit, un manual de instrucciones para acabar sin dolor con la propia vida, como si fuera un sueño sin un despertar. El pasado de la pareja desde que se conocieron en 1940 en Budapest. Y el propio presente de la nieta reconstruyendo el pasado, desde ese salto a un bucólico  paisaje austriaco entre laderas verdes, en cuya cima se alza “como un fuerte de juguete, el antiguo campo de concentración de Mauthausen”, hasta  el informe de la policía danesa sobre el fallecimiento de los abuelos.

   Hilos conductores y dimensiones temporales perfectamente engastadas en este debut de Johanna Adorján, sin duda sorprendente. Memoria estremecida de una gran historia de amor, teñida de nostalgia más que de sentimentalismo. Un amor tan fuerte, tan perdurable, que se impone incluso a la muerte.

Francisco Martínez Bouzas