Notas sobre novelistas
Henry James
Traducción de Amelia Pérez de Villar
Editorial Páginas de Espuma, Madrid, 2012, 493
páginas.
Henry James no solo es el gran narrador de
la gente bien norteamericana -“estaba enamorado de balaustradas de mármol”,
escribe sobre sus lindas pequeñas historias T. S. Eliot – sino que fue así
mismo un gran ensayista. En su faceta como narrador, novelas suyas como Las bostonianas, Otra vuelta de tuerca o
Daisy Miller vertebran dos siglos con
una mente tan refinada y un análisis psicológico de sus personajes tan profundo, que toda explicación material
sobre el status material, por ejemplo de sus protagonistas, carece de sentido.
Pero, como acabo de decir, la sofisticación
formal no le impidió al escritor nacido en Nueva York en 1843, aunque pasó la
mayor parte su vida en Europa, trabajar desde el otro lado del espejo y
elaborar desde ese envés textos críticos o simplemente divulgativos sobre
algunos narradores anglosajones, italiano o franceses, analizando sus obras con
un excelente ojo crítico..
Henry James leyó atentamente y como personal
aprendizaje a sus coetáneos y sobre sus obras tomó notas para descifrar la
esencia del arte de la narración. Fruto de todo ello es este volumen Notes on novelists with some other notes,
publicado originalmente en 1914 y traducido ahora al español por Páginas de
Espuma. La obra, que en su tiempo provocó una gran polémica, nos permite
acercarnos ahora y captar a la perspicacia crítica del novelista anglosajón, un
verdadero paradigma de la perfecta simbiosis entre crítica y ficción, ejercida
por el mismo creador.
La sutil penetración con la que Henry James
lee a sus contemporáneos, la podemos observar nada más abrir el libro, en el
texto dedicado a Robert Louis Stevenson, gran amigo de H. James y al que
admiraba profundamente. En dos o tres párrafos define al escritor y al
personaje de una forma insuperable, hasta tal punto que podríamos quedarnos
solamente con ese inicial bosquejo para reconocer al autor de La isla del tesoro.
Con similar profundidad en su
calado se acerca a los grandes maestros de la novela decimonónica: Émile Zola y
su naturalismo sin fronteras; Gustave Flaubert, un inmenso autor al que, sin
embargo el puritanismo sexual de Henry James (un escritor que jamás alude al
sexo) nos presenta entre reproches de obras frustradas, aunque termine
definiéndole como “el novelista del novelista” en un tiempo en el que todos
somos novelistas ( página 122).
Analiza a continuación a Balzac, a George
Sand, esa mujer cuya escritura ha sido tan denostada por su rebosante
sentimentalismo, a la que, sin embargo
Henry James analiza con mirada certera,
situando perfectamente la esencia de su arte. Algo semejante ocurre con
Gabriele D’Annuncio, autor en el que Henry James personifica la figura del
genio: aquellos escritores cuyo estilo y cuya fuerza surgen a borbotones desde
las profundidades de su ser. Escritores que inician su andadura tocados por la
gracia y no impulsados por el afán.
Se cierra el volumen con un escrito polémico
en su tiempo, “La nueva novela” y con otros ensayos menores como el dedicado a
Dumas hijo, a Charles Eliot Norton y un
estudio critico de la novela gótica El
anillo y el libro de Browning.
En definitiva, un volumen imprescindible de
uno de los iniciadores de la crítica literaria anglosajona y lúcido escritor, que nos permite conocer a la
vez las relaciones entre la obra crítica y la ficción.
Francisco
Martínez Bouzas
Henry James |
Fragmentos
ROBERT LOUS STEVENSON
“Robert
Louis Stevenson tuvo la inmensa suerte de crear, en mayor medida que cualquier
hombre de su oficio en nuestros días, un corpus de lectores inspirados por unos
sentimientos que nosotros, mayoritariamente, ponemos sólo al servicio de
aquellos a los que profesamos un afecto personal. No hay nadie, podemos afirmar
con total seguridad, de cuantos conocieron al hombre, que no fuese también
devoto del escritor, confirmándose así una regla general (si es que existe tal
cosa) que nos ofrece muchas excepciones; pero como es natural y no
necesariamente inconveniente, no todos los devotos del escritor tuvieron la
posibilidad de llegar hasta el hombre. La cuestión fue que, de algún modo, el
hombre sí llegó hasta ellos y leerle –me refiero a leerle en toda la magnitud
de sus atractivo- llegó a significar para mucha gente casi tanto como conocerle
en persona.”
…..
GABRIELLE D’ANNUNZIO
“Arroja
Una luz sobre la conciencia estética de nuestra época mucho más directa e
inevitable de la que se ha alcanzado, según yo lo veo, en otro ámbitos; y hay
más de un misterio que él, si se le pregunta con acierto, puede ayudarnos a esclarecer
y –por lo que me parece- más de una explicación que él puede dar a nuestras
desventuras. Comienza su andadura con la enorme ventaja de estar tocado por la
gracia, y no impulsado por el afán, y de hacer brillar la llama llevado por un
lema que no es ni el sudor de su frente ni la aspiración de su cultura.”
(Henry James, Novelistas,
páginas 9, 272)